Mali, la esperada.

Tenemos aprendido que, para solucionar problemas con la policía y los militares, una opción es actuar de alguna forma que ellos no se esperen. Se les rompen los esquemas y acaban cediendo.

Será la actitud que adoptaremos ante los 4 militares que pretenden que pasemos la noche junto a ellos .


Así que, mientras Alex observa la escena ligeramente apartado, Alberto y yo nos repartimos los papeles de poli bueno y poli malo. Me toca ser el malo.
-      Pour mon sécurité? Por mi seguridad, dejadme que me vaya a un hotel, con comida y agua!! – les digo.

El militar, dudando y sorprendido ante mi reacción, llama por teléfono a su superior para consultarle si nos deja ir o no. Alberto, sentado a su lado, me va traduciendo lo que hablan.
-      Están diciendo que lo mejor es que nos dejen seguir.

Y yo, para no darle tiempo a pensar, cuando veo que se relaja, vuelvo a la carga.
-      Je ne peux pas restez ici, sans manger et sans de l’eau!!
    (No me puedo quedar aquí, sin comida y sin agua!!)

Y cambio de táctica:
-      Donne-moi à manger et de l’eau, et je reste ici toute la nuit.
    (Tú me das de comer y beber, y yo me quedo toda la noche)

Buena táctica, ésta última. Sonríen incómodamente y nos dicen que nos pueden dar cuscús, pero no parecen muy convencidos de querer compartir su comida con nosotros.

Al final, y después de más de media hora de surrealista situación, el militar cede y nos devuelve los pasaportes. Y lo que son las cosas, nos permiten seguir despidiéndonos entre sonrisas y apretones de manos.
-      Bonne route, mon ami!!

Y salimos pitando hacia la ansiada frontera, que alcanzamos en pocos minutos y que cruzamos sorprendentemente rápido. Suponemos que porque todo el personal fronterizo está ocupado viendo en la televisión la retransmisión de un partido de la liga de futbol española.

Llegamos bien entrada la noche a la primera población maliense: Nioro du Sahel. Hemos salido de un país del Magreb y entramos, de golpe, en el Africa negra.




Tal vez muchas de las fronteras africanas sean divisiones políticas, impuestas, que separan tribus y culturas. No es el caso de Mauritania y Mali; hay tanta diferencia entre ambas repúblicas que cruzar su frontera es como realizar un largo viaje en avión.

Nos acomodamos en el albergue y nos vamos a comer algo al centro del pueblo, donde encontramos un puesto callejero en el que cenamos unas riquísimas lentejas.


Será el mismo puesto al que iremos a desayunar café con leche y pan con mantequilla. A nuestro lado, a las 8 de la mañana, algunos lugareños desayunarán con fruición apetitosos... callos con mayonesa!!




Después de cenar, tres chavales me acompañan a comprar cerveza. Entro en el bar atravesando un oscuro descampado, donde ocho jóvenes negras esperan a sus clientes sentadas en taburetes.

Al salir del sospechoso antro me doy cuenta de que me he equivocado al multiplicar, y le he dado a la camarera 24000 francos cefas, unos 37 €, por 4 cervezas. Diez veces más de lo que valen.

No las tengo todas conmigo pero trago saliva, me doy la vuelta y me vuelvo a internar en la oscuridad del descampado, dispuesto a reclamar el dinero que me falta.



3 comentarios:

Eduardo Jones dijo...

Esto se empieza a parecer a la peli "El feo, el bueno y el malo"... ¿tú quien eres, Frankiruli?

frankiruli dijo...

Coño, Edu, pues quién voy a ser!!
El que os ha enviado los correos desde África y el que te da la tabarra cada día por la mañana... pero sólo de lunes a viernes.
Capisci?? ;)

Eduardo Jones dijo...

Coño, Ferrán, que me has explicado hasta el porqué del apodo!!
¿Cómo no iba a sabe quien eras, si trufaste el blog de mis notas con tus chascarrillos bajo esa firma???

Qué gracia...